‘El ultrasonido es muy bueno para discriminar entre nódulos benignos y nódulos sospechosos de cáncer’
El examen debe ser realizado por un médico experto en ultrasonido porque no sólo es la calidad del aparato sino, sobre todo, el conocimiento y la destreza del que realiza el estudio. A pesar de que un 10 a 15% de la población tiene nódulos tiroideos, menos del 5% de todos éstos, son malignos.
Si el nódulo sólido es de bordes definidos, de la misma tonalidad de gris que el resto de la glándula o de un color gris más claro (isoecogénico e hiperecogénico respectivamente), sin vasos sanguíneos en su interior o en su periferia, sin microcalcificaciones, sin irregularidad en los bordes, paralelo a los planos de piel y tejido subcutáneo y además suave, de acuerdo con un proceso llamado elastografía, prácticamente hay certeza de que el nódulo es benigno.
Si por el contrario, las características son diferentes, hay un mayor o menor grado de sospecha de que se trate de un cáncer de tiroides. Mientras más características inadecuadas haya, mayor es la posibilidad de que el nódulo sea cáncer. Entonces, las características que sugieren cáncer de tiroides en un nódulo son hipoecogenicidad (color gris más oscuro que el resto de la glándula), bordes irregulares, bordes poco definidos, presencia de microcalcificaciones, vasos sanguíneos en el nódulo o en su periferia, disposición perpendicular a la piel y dureza. Cuando el conjunto de los hallazgos establece un razonable nivel de sospecha, se debe realizar una punción del nódulo con una aguja fina para poder estudiar las células al microscopio y establecer el diagnóstico de cáncer o un nivel de sospecha de cáncer de acuerdo con porcentajes específicos.